viernes, 31 de octubre de 2008

Una historia y un Podcast: Abd Al-Rahman II


Nació en el 790. Los treinta años que gobernó Abd al-Rahman II el emirato de al-Andalus fueron de prosperidad y cierta calma, ya que hubo de hacer frente a sublevaciones en algunas de las marcas del reino alejadas de la metrópoli. Sucedió a su padre al-Hakam I cuando éste falleció en el año 822. Las revueltas de épocas anteriores continuaron en las zonas periféricas, mientras en el centro apreciamos un elevado grado de unidad. Aprovechando las fuerzas destinadas a sofocar estos levantamientos periféricos -encuadrados en las ansias autonomistas de los gobernadores de los territorios fronterizos- se realizaron diversas campañas contra los reinos cristianos del norte.

En una de ellas se alcanzó la ciudad de León, que fue saqueada e incendiada mientras que en otra aceifa Barcelona y Gerona fueron sitiadas. Los normandos llegaron a tierras andalusíes en el año 844, atacando Lisboa y Sevilla. Fueron rechazados, pero se llevó a cabo la construcción de un amplia red de atalayas para evitar nuevos ataques. Esta política constructiva indica la eficacia del régimen. Abd al-Rahman II puso en marcha un importante cambio en la administración, inspirándose en el Imperio Sasánida para superar el modelo sirio imperante hasta entonces. Los usos sociales procedentes de Bagdad se impusieron en Córdoba.

A pesar de vivir un periodo de calma social, en el año 850 estallaron ciertas convulsiones entre los cristianos, quienes manifestaron su voluntad de mantener su identidad frente a la creciente arabización que se estaba manifestando en la sociedad. Los mozárabes, dirigidos por san Eulogio o Speraindeo, no dudaron en recibir voluntariamente el martirio con tal de mantener su personalidad religiosa. Esta tensión alteró la pacífica convivencia entre ambas comunidades.

Organizó su Estado a imitación del modelo de Bagdad, de dónde también procedía el músico Ziryab, quién, protegido en la corte cordobesa, introdujo novedades en los usos sociales y en la música, traídas desde oriente.

Llevó a cabo la primera ampliación del oratorio de la Mezquita de Córdoba.
Ibn Idhari nos dejó este retrato de él: «...era alto, moreno, de ojos grandes y negros, la nariz aquilina, los párpados morenos y larga barba; hacía mucho uso del henné la henna y del ketem. Tuvo cuarenta y cinco hijos y cuarenta y dos hijas».

Muhammad I sucedió a su padre cuando murió en el año 852.


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